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Pedra, pedrapiquers i hipocresia institucional a l´ajuntament de Dénia

L'entrada de hui és, més que res, una reflexió arran de la presentació de la col·lecció monogràfica de Josep Ivars sobre la pedra picada o de cantera i sobre aquells que la van fer possible: els pedrapiquers. No voldríem començar aquest article sense abans felicitar i donar les gràcies a l’autor per aquesta obra, on documenta, un per un, els vestigis de la gran indústria que va tindre el poble de la Xara en les faenes de canteria: tots aquells brancals de porta, cantoneres de cases bones, voreres de carrers, etc. Però, sobretot, per haver posat noms i cognoms als mestres pedrapiquers que ho feren possible. Gràcies, Pep. El noble art de picar pedra El treball de picar pedra ha sigut, al llarg dels segles, un dels oficis més durs i alhora més imprescindibles en la construcció tradicional. Els mestres pedrapiquers eren els encarregats de transformar la roca viva de les muntanyes en blocs de pedra perfectament treballats, donant forma a carreus, brancals, dovelles, llindes i molts altr...

Dénia y su puerto: un problema que viene de lejos

La entrada de hoy la dedicamos a uno de los temas que ha suscitado polémica y enfrentamiento político en los últimos días en nuestra ciudad: el dragado del puerto, que se está llevando a cabo en las últimas semanas para mejorar el calado y la maniobrabilidad de las embarcaciones que lo frecuentan.

Pues bien, este tema viene de lejos, y hoy os traemos un ejemplo de cómo, ya en el siglo XVII, existía una gran demanda de mejora en nuestro puerto.

En el Archivo de la Corona de Aragón se conserva un documento fascinante: una carta enviada por la ciudad de Dénia al rey de la Corona de Aragón, que en aquel momento era Carlos II, el Hechizado. En ella, los representantes de la ciudad exponen con urgencia la necesidad de mejorar tanto el calado como la seguridad del puerto, un enclave clave para la actividad comercial y marítima de la época.

La misiva, redactada y enviada entre 1680 y 1690, refleja las preocupaciones de una ciudad que dependía del mar y de sus conexiones para prosperar en tiempos de incertidumbre.



Portada principal de una transcripción posterior de la misiva enviada al monarca por parte del gobierno de la Ciudad de Dénia, en las siguientes podran ver otras originales manuscritas


Esta carta dirigida al monarca expone los diversos problemas que enfrenta el puerto de nuestra ciudad. Entre ellos, destaca la falta de calado suficiente para la entrada de grandes embarcaciones, así como la urgente necesidad de dotarlo de fortificaciones y medidas de seguridad. Todo ello era imprescindible para hacer frente a posibles ataques de piratas procedentes del norte de África o de flotas enemigas en un contexto bélico. También hace una interesante revisión de las flotas de la armada que han hecho uso de este puerto en momentos de necesidad, así como las visitas reales.

La petición de la ciudad en aquel momento era muy clara: solicitaban al monarca el derecho a cobrar un peaje o impuesto sobre la pasa embarcada en el puerto. En concreto, pedían establecer una tasa de dieciséis dineros por cada quintal de pasa. Esta solicitud resulta especialmente reveladora, ya que evidencia que, en el siglo XVII, el comercio de la pasa de Dénia tenía una importancia vital y un alto índice de exportación. No habrían propuesto gravar con un impuesto un producto sin una demanda significativa.

En la misiva, la Ciudad de Dénia reclamaba también soberanía sobre su puerto, con el fin de que fuera la propia ciudad quien recaudara los impuestos derivados de su uso y gestionara su mantenimiento. ¿Os suena esta historia? Casi cuatro siglos después, la reivindicación de una gestión municipal del ámbito portuario sigue vigente.



En este fragmento de la misiva podemos ver cómo uno de los principales problemas del recinto portuario es la acumulación de sedimentos en el fondo, hasta el punto de que incluso las pequeñas embarcaciones ya no pueden acceder.



Al final del escrito, podemos ver cómo la ciudad busca solucionar estos problemas financiándose a través del derecho a cobrar dieciséis dineros por cada quintal de pasa embarcado.



En este fragmento de la misiva se hace toda una apología de la importancia de Dénia y su flota naval en la defensa de la costa, en un momento en el que los ataques de corsarios y piratas del norte de África eran una amenaza constante.



En esta página de una de las cartas se llega a contabilizar la cantidad de pasa y almendra que se embarca en un año en el puerto de Dénia, ascendiendo a mas de cien mil pesos, que podria equivaler a 40 toneladas actuales.


Esta carta recibió respuesta tanto por parte del virrey de Valencia como del monarca. En una de ellas, el propio rey señala que considera necesario mantener el puerto en buenas condiciones, ya que en él se reparaban sus galeras.

Este dato resulta especialmente interesante, ya que pone de relieve el papel de Dénia como atarazanas reales, una industria creada en el siglo X por el califato de Córdoba y que, como podemos ver, seguía en funcionamiento en el siglo XVII.
 



En definitiva, el problema de Dénia y su puerto viene de lejos. Durante siglos, ha sido un enclave de vital importancia en la costa valenciana, aunque su relevancia se ha visto diluida por la falta de inversión en su mejora y competitividad por parte del Estado. En los últimos meses se han anunciado diversas actuaciones, como el dragado del puerto y la rehabilitación de los llamados Ducs d’Alba. Esperemos que esta tendencia de puesta en valor del puerto y su historia continúe.

Por si acaso, no nos hagamos demasiadas ilusiones, porque si ya era difícil conseguirlo bajo una monarquía absoluta, donde el rey tenía la última palabra, imaginaos ahora, cuando el consenso entre izquierdas y derechas está extinto y priman más los intereses del partido que el bienestar de la ciudad.

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